El sector público y privado en el mercado de capitales

Hace casi un mes, el 29 de setiembre de los corrientes, Perú volvió a salir a los mercados de deuda internacionales con un inusitado éxito que marca por diversas razones el fortalecimiento del mercado de capitales peruano.

Esta emisión tuvo básicamente dos objetivos: endeudamiento para (según declaraciones del gobierno) para financiar proyectos de infraestructura y además, algo que ha venido haciendo las últimas operaciones, reperfilar la deuda soberana, esta vez a través de la recompra de obligaciones nominada en dólares por nueva en soles (“tender/switch”).

La República de Perú completó la emisión de Bonos Soberanos y Global Depositary Notes (GDNs) en moneda local con vencimiento al 2028 (12 años) por PEN 10,250 MM (US$ 3,400 MM equivalentes) y cupón 6.350% de los cuales: (i) PEN 1,600 MM fueron emitidos para fondear a “cash tenders” y (ii) PEN 8,650 MM emitidos para recomprar Soberanos y GN próximos a vencer.

El éxito se traduce -entre otras- en que esta operación representa la oferta de títulos más grande hecha por el Perú denominada en PEN en un solo tramo y además es la transacción más grande denominada en moneda local en mercados internacionales para cualquier emisor de la región latinoamericana. Adicionalmente, la colocación tuvo tal sobredemanda (con un libro de órdenes por PEN 25,000 MM) que permitió la reducción del cupón de 6.625% hasta 6.350%, y el ‘yield’ final alcanzó los 6.375%[1].

Las anteriores son sólo algunas de las características resaltantes de esta emisión. Sin embargo, surge la pregunta ¿el éxito de estas emisiones nos afecta? ¿El sector privado debería ver con buenos ojos y celebrar el éxito de estas colocaciones? ¿Afecta al mercado de capitales peruano?

La respuesta categórica es sí. Por definición, los estados son los emisores con menor riesgo crediticio dentro de un territorio para sus nacionales, y cualquier título de deuda que los primeros emitan sirven para la creación de su curva de rendimiento (“yield curve”). Esta curva indica cuál es el rendimiento que obtendría un bond-investor si ‘compra’ bonos soberanos a un determinado plazo. En ese sentido, la República del Perú será un mejor formador de precios y fortalecerá su mercado de capitales cuando haya completado emisiones en la mayor diversidad de vencimientos (“tenor”). De esta forma, podrá plotear los rendimientos obtenidos en cada emisión y así trazar su yield curve. ¿De qué nos sirve?

Esta curva sirve de referencia para cualquier otro ‘emisor riesgoso’ que desee emitir sus propios títulos de deuda en monea local. Así, si es que alguna empresa corporativa local (digamos p.e.: Alicorp S.A.A.) desea emitir bonos a 12 años nominados en soles tendrá como bechmark base los rendimientos obtenidos por documentos comparables (en este caso sería: 6.375%) más la prima por riesgo empresa. En este sentido, si las emisiones soberanas logran mejores resultados, de manera consecuente el ‘princing’ para el sector privado será mejor. En este punto debemos recordar que en términos de mercados de deuda el término yield aplica para el bond-investor; sin embargo, éste se traduce en el costo de financiamiento para el emisor (“bond-issuer”). Así, mientras las emisiones soberanas mejoren en percepción de riesgo implicará mejor calificación (A3/A-/A-)[2] lo que llevará a una menor exigencia de rendimiento de los inversionistas. Consecuentemente, el costo de financiamiento para los ‘emisores riesgosos’ será sensiblemente más bajo. O se puede decir también que, las empresas pueden obtener hoy un mayor volumen de financiamiento ante una obligación definida (proyectada y sustentada en su capacidad de generar flujos) a costos bajos – claro, siempre que los tipos de la curva soberana se reduzcan y el riesgo corporativo no incremente–.




[1] Fuente: Bank of America Merrill Lynch – Memo Case Study (03/10/2016)

[2] Escala de las calificadoras: Moody’s / S&P / Fitch